Que no se vean mancillados por los conceptos
de los ocho intereses mundanos
y, conscientes de que todas las cosas son ilusorias,
que puedan ellos, sin aferramiento, verse libres de las ataduras.
Las dos primeras líneas de este verso poner énfasis en la necesidad de
asegurarse de que la práctica espiritual y el adiestramiento mental que uno
está llevando a cabo no están contaminados por los ocho intereses munda-
nos. Esto es importante incluso para el maestro. Por ejemplo, yo estoy aquí
sentado en el trono, impartiendo esta enseñanza. Si en algún lugar, en mis
pensamientos, surge la curiosidad, “¿Lo he hecho bien?, ¿qué piensa la
gente de mi discurso?, ¿les habrá gustado?, ¿me elogiarán por ello?”, mi
adiestramiento espiritual estará contaminado. Los intereses mundanos no
deben oscurecer ni contaminar un adiestramiento espiritual verdadero.
Las dos últimas líneas de este verso recalcan la necesidad de situar la
práctica y el adiestramiento mental dentro de una comprensión absoluta de
la verdad última o vacuidad. Declaran que uno debe hacerse consciente del
carácter ilusorio de todos los fenómenos y, sin aferramiento, liberarse de
las ataduras. Pero antes de poder cultivar la comprensión de la naturaleza
ilusoria de todas las cosas, es necesario negar la realidad substancial de las
mismas, incluyendo la del propio “yo”. No es posible desarrollar la per-
cepción de la naturaleza ilusoria de los fenómenos sin antes negar la reali-
dad substancial de la existencia.
¿Que hay que hacer para comprender la insubstancialidad o vacuidad
de las cosas? No es suficiente con imaginar simplemente que todo está va-
cío y carente de existencia substancial. No es suficiente con sólo repetir
constantemente este verso, casi como una fórmula. Lo que se requiere es
desarrollar una comprensión profunda y genuina de la vacuidad mediante
un proceso racional de análisis y reflexión.
Una de las maneras más eficaces y convincentes de comprender el mo-
do en que todo está vacío y carente de una realidad substancial es com-
prender la naturaleza interdependiente de la realidad, que es el surgir de-
pendiente de todas las cosas. Lo que es especial en la comprensión del sur-
gir dependiente es que nos proporciona la posibilidad de encontrar ese ca-
mino central entre la nada total, por un lado, y la existencia substancial o
independiente por el otro. Las cosas son dependientes y se originan de-
pendientemente. Esta comprensión por sí misma sugiere que los fenóme-
nos carecen de una naturaleza independiente o de una existencia indepen-
diente. La idea de que las cosas surgen en relación a otras mediante una
compleja matriz de hechos que se originan de forma dependiente protege,
también, al practicante del peligro de caer en la visión opuesta del nihilis-
mo: pensar que nada existe. Así pues, hallando ese camino central, se pue-
de llegar a la comprensión genuina y al conocimiento intuitivo de la va-
cuidad.
Cuando has hallado esta visión directa de la vacuidad en tu meditación,
se añade una nueva cualidad a tu interacción con el mundo y con los obje-
tos que te rodean. Hay una nueva cualidad en tu compromiso con el mun-
do porque eres consciente de la naturaleza ilusoria de la realidad. Los ver-
sos sugieren que quienes practiquen el adiestramiento mental deben ha-
cerlo siendo conscientes de la naturaleza ilusoria de la realidad.