Cuando otros, impulsados por los celos,
me injurian y tratan de otros modos injustos,
pueda yo aceptar la derrota sobre mí,
y ofrecer la victoria a los demás.
Normalmente, desde un punto de vista convencional y legal, si se hi-
cieran injustamente ciertas alegaciones contra alguien, sin base ni funda-
mento, se consideraría justificado que el perjudicado reaccionara con en-
fado. No obstante, se recomienda al practicante que no reaccione de este
modo, especialmente si la consecuencia de ese trato injusto es el perjuicio
propio y de ningún otro ser. A un verdadero practicante se le aconseja que
acepte la derrota y ofrezca la victoria, evitando de este modo una reacción