En resumen, que pueda yo ofrecer, directa e indirectamente,
toda alegría y beneficio a todos los seres, mis madres,
y que sea capaz de
tomar secretamente sobre mí todo su dolor y sufrimiento.
El sufrimiento al que se hace referencia en este verso es, quizá, tan
fuerte, que al menos a nivel del pensamiento uno puede tomar sobre sí mis-
mo el sufrimiento, el dolor y las penas que experimenta. Uno puede tam-
bién tomar mentalmente sobre sí las negatividades, que son la raíz de tales
sufrimientos. Y puede, asimismo, compartir con otros la totalidad de las
cualidades que posee, como su alegría, las causas de su alegría, las raíces
de su virtud, sus acciones positivas, etc. Uno ofrece estas cualidades posi-
tivas a los otros seres sentientes.
El adjetivo "secretamente" se refiere a la práctica del tong-len, la
práctica de dar y tomar. La palabra "secretamente" sugiere un modo de
practicar la compasión que quizá no es aconsejable para los principian-
tes. Es una forma de adiestramiento mental que requiere una determina-
da cantidad y profundidad de coraje y de compromiso. Esto se insinúa,
igualmente, en Guía para el Modo de Proceder de un Bodisatva (Bodi-
cariavatara), de Shantideva. En cuanto a la práctica propiamente dicha
de dar y tomar, o tong-len, se efectúa en conjunción con el proceso de
respiración, exhalando e inhalando, tal como se aconseja en el Adiestra-
miento Mental en Siete Puntos (Lojong don dunma), de Chekawa Yeshe
Dorye.
El adjetivo "secretamente" puede referirse también a la necesidad de
cierta dosis de integridad por parte del practicante. Es decir, que el practi-
cante debe efectuar, con discreción, su práctica de tong-leny evitar con-
vertirse en un exhibicionista. Un verdadero practicante tiene que cultivar
discretamente un adiestramiento espiritual como el tong-len. De hecho,
uno de los maestros tibetanos del linaje del adiestramiento mental, Cheka-
wa Yeshe Dorye, afirma en su Adiestramiento Mental en Siete Puntos:
"Son los estados mentales y los pensamientos y emociones los que necesi-
tan ser radicalmente transformados y reparados pero, en lo que se refiere a
la apariencia externa de la persona, ésta debe seguir siendo la misma". Lo
que Chekawa señala aquí es que los practicantes corren peligro de sucum-
bir a la tentación de exhibirse. Aveces lo que ocurre, especialmente en
nuestros días, es que las personas que cuentan sólo con una pequeña ex-
periencia tienden a asumir un aire de importancia o de espiritualidad que
no hace más que abaratar su verdadera experiencia. Un verdadero practi-